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martes, 13 de abril de 2010

Reflexiones sobre los vínculos contemporáneos a partir de “Otra vez en pareja. Nuevos vínculos, viejos tzures”

Asistimos en nuestro presente, inaugurado hace pocas décadas, a profundas variaciones que, por ser tanto eminentemente novedosas como actuales, llevan el adjetivo de “contemporáneas”. Diversas prácticas han mutado tan velozmente que la reflexión les ha quedado detrás. Estas veloces mutaciones contemporáneas que han acaecido, abarcan vastos ámbitos que van desde lo social, lo económico, mas también hasta lo más íntimo: lo vincular.
Hemos sido por largo tiempo forjados en sistemas sociales donde los vínculos de alianza -matrimonio- poseían un carácter vitalicio y de ese modo se sobreimprimían a los sanguíneos. Hemos sido forjados con determinadas representaciones de género donde los lugares para el hombre y la mujer estaban delimitados en sus imágenes y funciones. Hoy, el carácter vitalicio de los vínculos de alianza deja de ser una constante para transformarse en una excepción; hoy, las prácticas de la mujer ya no se limitan a faenas del hogar; hoy, y sobre todo aquí, el hombre puede no ser ya el absoluto proveedor económico de la familia.
Existe un signo inequívoco que señala que las prácticas y representaciones han mutado sin que los afectados por el cambio hayan podido detenerse a pensar su consecuencia: el sufrimiento. Mas la contracara del padecer es que el sufrimiento conlleva en sí mismo la posibilidad de devenir pregunta.
En nuestra sociedad y muy particularmente en nuestra comunidad, han proliferado cada vez más espacios donde puede escucharse una nueva modalidad de sufrimiento, que sin temor a equivocarnos podemos denominar “contemporáneo”: los grupos de solos y solas.
La soledad no es ya un patrimonio de una determinada generación, estado civil o género, sino un fenómeno que atraviesa nuestros tiempos. Estos grupos están formados tanto por jóvenes, como por adultos, tanto por solteros, como por divorciados y viudos; tanto por mujeres como por hombres. Esta aparente heterogeneidad es hilvanada por las mismas preguntas: ¿Cómo acercarse al otro? ¿Cómo salir de la soledad y encontrarse con otro? ¿Cómo construir un vínculo que perdure?
Hoy que el carácter vitalicio ya no le imprime un destino social a los vínculos, sino que éstos están llamados a sostenerse tan sólo en lo más misterioso e inefable: el amor, comienzan a emerger estas preguntas. Preguntas que precisamente hablan de reflexiones que no pueden hacerse en soledad, sino con otros.

Preguntarse con otros
Al recorrido de estas preguntas se han dedicado el Dr. Héctor Krakov y la Lic. Roxana Lekerman en el ciclo de los talleres vinculares que coordinaron, cuyo sentido y apuesta se sintetiza en su título: “La oportunidad de ser otros con otros.”
Que se vislumbre la posibilidad de esta oportunidad refiere tanto a los vínculos de pareja, que son el tema de principal reflexión en los talleres, como a los que se establecen en el seno mismo de estos espacios de reflexión: la oportunidad de devenir otros que los que éramos a partir de vincularnos con otro.
Sea este vínculo alojado en lo tangible de los cuerpos que se comunican en una pareja, como en lo intangible del pensamiento y el diálogo en una reflexión, la apuesta inaugurada por estos profesionales es precisamente afectar y afectarse por el interjuego de palabras, pensamientos y cuerpo del otro.
Con las siguientes palabras, expresa Roxana Lekerman aquel propósito:
“El objetivo de estos talleres es que sus miembros terminen la actividad sintiéndose modificados respecto de cómo lo iniciaron. Decimos, con el Doctor Krakov, que en ese sentido tienen efecto terapéutico.”
Y a su vez el Dr. Krakov afirma:
“No sólo tiene valor lo ya vivido, determinando el sentido de lo actual. La potencia del vínculo con otro, aunque sea inquietante pensarlo así, es parte de lo que determina que nuestro futuro sea impredecible.”
Con esta perspectiva de pensamiento y transformación inician un camino dialógico con los participantes del taller. Este camino estará marcado por las interrogaciones que las más de las veces permanecen tácitas a la hora de pensar los vínculos contemporáneos.
La diferencia entre el encuentro con un otro en tanto representado y un otro real, el dinero, el poder y la sexualidad, los miedos y sus respectivas defensas, son los temas puestos en circulación en estos talleres cuya riqueza nos relatan las páginas del libro “Otra vez en pareja. Nuevos vínculos, viejos tzures”. Y para transitar estas reflexiones los coordinadores de los talleres, y a su vez gestores de este libro que precisamente releva las experiencias de aquellos talleres, utilizan desde la teoría psicoanalítica hasta refranes populares; desde películas hasta escritos preparados por Krakov a partir de la reunión anterior. Esta diversidad de recursos muestra poseer siempre un horizonte preciso: retomar y relanzar lo pensado para continuar interrogándose y por ello mismo modificándose con otros. Del individuo a la potencia con otro
“(...) hay toda una línea de pensamiento voluntarista e individualista, en el sentido del “just do it”. Ser un “Self made man”, un tipo que se hace solo.”
Con el característico tono coloquial que marca el estilo dialógico presente en los talleres, Krakov y Lekerman señalan un punto sensible de los discursos que hoy nos habitan silenciosamente desvinculándonos: el individualismo que proclama que podemos prescindir del otro para ser, el individualismo que exhorta a la mera fuerza de voluntad individual como motor de nuestras realizaciones personales. Cuyo saldo ineludible lleva la cifra de un sentimiento inconfundible: la soledad. Soledad es el nombre de aquel padecer que viene a dar cuenta de que el otro ha sido desalojado y que por ello mismo, en ese mismo movimiento algo de nosotros también lo ha sido: la oportunidad de ser otro con otros.
Krakov es médico, especialista en psiquiatría y psicoanalista pero también es un verdadero pensador: aquel que no teme interrogar y repensar los principios de su práctica, aquel que no teme decir que la práctica psicoanalítica ha producido efectos de individuación y soledad que hoy se constituyen en padeceres, aquel que no ha temido modificarse al escuchar qué le devolvían los otros, los pacientes, de los tratamientos psicoanalíticos.
“Entonces qué pasa con los tratamientos psicoanalíticos, (me refiero a los de muchos de nosotros), que hacen que nos vayamos convirtiendo en más egoístas, estructurados, más prêt-à-porter.” Lekerman (...) “me parece que intervinieron muchos factores para que resultemos una generación que padeció crisis en sus vínculos. Creo que habría que considerar qué responsabilidad en ello tuvo el psicoanálisis; y lo digo como psicoanalista.” Krakov.

Los nuevos vínculos
Los nuevos nombres que intentan clasificar los nuevos vínculos -amigovios, parejas con cama afuera, segundas y terceras parejas -, no debieran ser tomados como simples ligerezas de tiempos más libres. En el adjetivo “nuevo” está la clave de su sentido, no por una liviandad temporal, sino por irruptivo. Son nuevos nombres porque nuestro sistema clasificatorio anterior no los albergaba, porque nuestras anteriores representaciones vinculares no los preveían ni los esperaban.
Por ello es preciso hoy pensarlos, porque para el ayer eran impensables y sin embargo nuestras relaciones dan cuenta del paso del tiempo. Por ello no ha de creerse que la proliferación de grupos de solas y solos es una modalidad de pasatiempo, sino más bien un agrupamiento de seres que en mayor o menor medida de algún modo padecen esto “nuevo” e intentan interrogarlo. Y si se trata nada menos que del padecer humano, la interrogación y el tránsito por la experiencia deben ser guiados y supervisados para garantizar el cuidado de quienes precisan hablar y reflexionar sobre sus vivencias.
Así lo explicita Krakov:
“La experiencia del taller tiene que ser cuidadosa porque consiste en empezar a tocar sectores personales sensibles, con quienes no tenemos una relación estable.”
Son éstas palabras de profesionales cuya responsabilidad ética los hace comprender que no se trata de frivolidad contemporánea, sino de sufrimiento contemporáneo, que merece el cuidado de un guía calificado que pueda escucharlo, para acompañar su pensamiento.
En tanto fenómeno general, que abarca también a la Comunidad Judía, es que que la “Editorial Milá” de AMIA edita éste libro, prologado por el escritor Mario Diament.

Moshé Korin
Director de Cultura

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